15 de diciembre de 2009

SOLO ALGUNAS VECES

Algunas veces debo de confesarte, me resulta cansado guardarte en la imaginación, inventarte y reinventarte, esperanzarme al salir a la calle, imaginando que quizás ese día es el día en que te encuentre.

Algunas veces me canso de evitarte, de rendirme entre tus ausencias y dejar de esperarte, y seguir adelante sin guardar en mi mano un lugar para tu rostro.

Algunas veces pesa evadir a quien se asoma a mi ventana y decirle que no hay nadie, que está cerrado por fuera y que solo tú tienes la llave.

Algunas veces me dejo emocionar, lo acepto, y te imagino llegando en esos ojos que se asoman por morbo o curiosidad a ver que hay detrás de esa ventana.

Algunas veces doy un paso al frente, extiendo la mano sobre el cristal y espero que la otra persona haga lo mismo, pero el cristal es frio, tan frio como esa mano, entonces doy tres pasos hacia atrás.

Algunas veces quisiera empacar mis cosas, salir por la coladera y escapar de mi corazón que no sabe hacer más que imaginarte, y buscarte, y no encontrarte, y aun así no se vacía, no derrama este sentimiento por la coladera, no arroja tus esperas, no descuelga los marcos vacios de las paredes, y sigue aguardando a tener una foto enmarcada.

Algunas veces resulta cansado y decepcionante, el encontrar una migaja tuya enredada en los cabellos de alguien y soñar que eres tú, y creer que eres tú, y ponerte su nombre, y mirarte en sus ojos, pero tan solo es una migaja, y resulta cansado y decepcionante.

Algunas veces recorro el librero para buscarte entre las inspiraciones de otros, entre las letras de otros, y confirmar que alguna vez exististe, pero que estabas con otros.

Algunas veces me canso, de verdad que me canso, y rechazo esta espera y puedo pronunciar la palabra odio, y puedo quemar los cuadros donde te pinte, y puedo romper las hojas donde te hable, pero para serte sincero, se que te odio y te amo a cada día, que te amo al salir la Luna, cuando más me acompaña tu imaginario recuerdo, cuando te vuelves mi todo, te amo al salir el sol cuando me recargo de entusiasmo y salgo a buscarte de nuevo, pero te odio por las tardes cuando regreso sin haberte encontrado, cuando pasan las horas sin que suene el teléfono, cuando va obscureciendo en la calle sin que en la puerta se escuche el timbre y se iluminen las calles con tu presencia.

Algunas veces, quisiera olvidarte, quisiera que no fuera yo, que no fueras tu, que no fuera él ni ella, que no fuera nadie, borrar mi memoria y no tener idea de nada ni nadie, olvidar las heridas que ese ímpetu por encontrarte me dejaron búsquedas pasadas, borrar los nombres que pronuncie entusiasmado creyendo que eras tú, borrar los restos de latidos que se quebraron contra un cristal, borrarme para ya no encontrarte.

Algunas veces, algunas veces…

Pero ¿Qué seria yo sin ti? ¿Qué seria yo? Si he decidido nacer y morir a diario para buscarte, para encontrarte, para vivir, para amarte.

Entonces esos días malos solo suceden algunas veces, el resto de mis días, no dejo de ser este loco que no se cansa de buscarte.

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