23 de noviembre de 2009

RECUERDO DE UNA DESPEDIDA

Recuerdo el día que quisiste marcharte, ese día en que tu adiós me dejo ensordecido y me volví una estatua de arena en mitad de aquel parque donde hacía muchos años te había visto por primera vez.

Al principio antes de terminar de escuchar la ultima letra, pensé en pedirte que te quedaras un poco más, pero siempre te dije que entendería si algún llegaba ese día, y amarre las ganas de abrazarte porque eran más las ganas de no fallarte y cumplirte aunque fuera una última vez lo que te dije algún día

Y calle y te deje terminar de pronunciar aquella despedía, escuche cada una de tus razones para marcharte, entendí cada uno de los errores que pude haber cometido y lamente el no ser ese hombre que ya te anidaba suspiros desde hacía ya varias noches.

Y te vi caminar sin voltear atrás, mientras el viento golpeaba mi espalda alejándote más y mas hasta que poco a poco fui desmoronándome bajo aquel árbol que dejaba caer sus hojas rojizas sobre mí.

Y me quede así hasta que llego la noche, y recogí los pedazos que quedaban de aquella primera tarde y los guarde en los bolsillos.

De regreso a casa pensé muchas cosas, sentía muchas cosas, pensé en que podría enfadarme contigo, en aferrarme al coraje y el odio por haberte marchado y ahogarme en el rencor hacia ti y hacia aquel que te tenia enamorada.

Pensé en escribirte con las tripas, en mencionar tu nombre con rabia, con desprecio, pensé en llenarme la boca de maldiciones, en tirar por la borda cada uno de los recuerdos que pasamos juntos, olvidarme de tu risa, olvidarme de tu llanto, perder todo rastro de tus miradas y de los besos que alguna vez dibuje por tu piel.

Pensé en romper tus fotos, en enterrar las cartas que escribimos juntos, en quemar aquel libro donde dibujamos en los parques y en museos y que como bitácora serbia de testigo de aquella aventura que era pasar los días a tu lado.

Pensé, no te miento, con mucho coraje, con mucho veneno.

Pero la verdad es que nada de todo eso estaba sintiendo, aun a pesar de tu adiós, te amaba, te ame, y el amor que sentía por ti no me dejo más que sentir unas ganas enormes de desear que fueras feliz.

Te dije un día que entendía que aquella aventura algún día terminaría, y el recuerdo de los días que viví a tu lado pesaban más que aquellas últimas cinco letras que te escuche decir, no tengo nada que perdonarte, no tengo nada porque guardarte rencor, no tengo ganas de odiarte, porque simplemente te ame, y no odias algo que te regalo tantos momentos felices.

Han pasado varios días desde aquella despedida, y cuando te pensaba siempre lo hice con gusto.

Esta tarde de regreso a casa una vez mas ya a punto de arrancar el camión algo me hizo voltear a la ventana, mire y te vi, no me viste pues andabas buscando a alguien, y ese alguien llego, lo supe por el brillo de tus ojos, ese brillo que alguna vez te vi mientras me reconocías entre la gente, sonreíste radiante como siempre, el hacía lo mismo mientras se acercaba esquivando gente, se abrazaron y después le diste un beso, y lo volviste a abrazar.

Fue entonces que me viste sentado tras aquella ventana del camión, fue raro, muy raro, era la primera vez que volvía saber algo de ti desde aquel adiós, habían pasado varios días, tres semanas creo yo.

El estaba de espalda a mí mientras tú de puntillas me regalabas una mirada sobre su hombro, tus ojos enormes sorprendidos, no sé qué pensaste en ese momento, no sé qué esperabas que pasara.

Lo que paso fue que sonreí, instintivamente sonreí, y fue sincera mi sonrisa, tanto que sonreíste tú también mientras te separabas de él.

Te tomó de la mano y comenzaron a caminar, volteaste a verme una última vez y de cierta manera creo que entendiste lo que escribo en estas letras.

No fui el hombre que tú querías, aquel que necesitabas y que esperabas te hiciera feliz, pero fui hombre para dejarte ir, para verte feliz.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

creo q a todos nos
ha pasado algo asi...
creo q por muy dificil q sea aveces hay q ser honrados con uno mismo
y reconocer si eres o no capaz
de ser feliz o hacer feliz,
y sino dejarlo por las buenas...
no se no se..
este de verdad me llego.

***Janett***

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