25 de noviembre de 2009

DESVARIO SECO

Ha dejado de correr sangre por mis venas, ya no corren líquidos espesos dentro de mí, los ríos subcutáneos ahora están llenos de recuerdos, de esos que entre irrealidades se han ido creando entre colores y letras, de aquellos que viví de la mano del amor, de recuerdos de olvidos, de recuerdos de pasados incompletos y futuros sin comenzar, de presentes imaginarios que han devorado la realidad que dilataba mis pupilas.

Ya no queda una sola gota de tinta roja,

en su lugar fueron saladas aquellas humedades que se absorbían por los desiertos de ausencias,

de encuentros tardíos,

de despedidas temerosas,

de enfados,

de engaños,

de latidos que retumbaron dentro de habitaciones ajenas, de salas de cine y teatros, que treparon por escaleras de puentes que no llevaban a ningún lado, que se ahogaron entre lluvias bajo las columnas de Bellas Artes.

Ya no quedan soledades desoladas,

ya no naufragan mas caricias contra un vientre tempestuoso,

ya no marchan mis pasos aquel corredor que se iluminaba con una mirada,

ya no hay labios que en silencio griten las fobias que un corazón quebrado haya anidado con lágrimas y desesperanzas.

Ya no hay rastro alguno de esos surcos marrones,

ya no son azules,

ya no hay oxigeno que tiña,

ya no se oye tu voz,

ya no se saben los labios sin un roce,

sin humedades,

ya no hay nada nuevo,

y no hay tiempo que devuelva la desventura de tus desamores.

Ya no hay nada ni nadie,

y solo hay un todo y todos,

y el tiempo perdido se ausenta aun mas, para buscar entre recuerdos el tiempo que duro un beso,

una mirada,

un susurro,

un te amo,

un adiós.

Y se vacían las ausencias ante lo recuperado, y se autoexilian soledades, y sin nadie sigo aun contigo,

aguardando con esperanzas,

con nuevas promesas,

con antiguos secretos que te grite antes de que llegaras para que mi voz te encontrara en el camino y supieras lo que de este lado hay para ti,

y hacerte saber que aun sigo llamándote sin nombre,

que aun sigo insomne soñándote sin sueño,

que aun te miro sin saber lo que detrás de tus pupilas escondes,

y en ellas me escondo, y me pierdo y te recorro desde dentro, despertando los poros de tu piel erizándote cuando el viento te acaricia, resucitándote de cada muerte que hay entre tus cotidianidades.

Ya no es sangre lo que corre por mis venas, ahora corre dentro de mí este recuerdo de ti que aun no llegas para matarme esos pasados sin ti, desangrándolos con un presente a tu lado.

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