27 de marzo de 2009

SI TUVIERA QUE DECIRTE VULGARIDADES

Préstame tus muslos esta noche, préstame tus muslos esta noche que tienes frio, que tengo frio, préstame tus muslos para usarlos de bufanda, préstame tus muslos mas tarde para hacerme una corbata y salir al trabajo con ellos colgándome del cuello.

Préstame tus muslos y tu cadera también, que me encanta ponérmela de piel, y sentirla recorrer mi cama entre los gemidos de tu garganta, préstame tus muslos y tu cadera y te presto mi lengua para que la pasees por tu cuerpo, y la detengas donde más te plazca y la dejes humedecerte el cuello y tu nuca, y tu hombro y ese pezón que me encanta apretar con los labios.

Préstame entonces también tus senos para descansar mis manos, pues terminaron adoloridas de tomar el pincel que use para pintarte esta noche, préstame tu vientre y tu ombligo para que corran mis dedos un rato después de descansar sobre tus blandos senos, déjame olerte poco a poco la piel que me vas prestando, y saborearte y escucharte gemir cada vez que una gota de sudor sale por tus poros, préstame en ese momento que tus gemidos van creciendo tu pubis y deja que me pierda entre tu bello, déjame explorar hasta encontrar aquel lugar tan cálido que guardas entre tus muslos, déjame empaparme el rostro para refrescarme después de tanto recorrer tu cuerpo, déjame beberte, déjame lamerte una y otra vez, hasta que en las sabanas queden rastros de ti.

Préstame tu sonrisa vertical, tus labios mudos y apretados, y poco a poco veme ahorcando con tus muslos, déjame sentir como te retuerces, como los gemidos nacen de entre tus piernas y suben hasta tu garganta, déjame estar así con tus manos enredadas en mi cabello mientras me vas hundiendo mas y mas entre tu pubis, y tu cuerpo se retuerce y tu garganta se tensa y tu piel se cubre de tu sudor, y mis manos se pasean de arriba a abajo por tus piernas y te aprietan como aprietas mi cabeza entre tus muslos.

Préstame todo tu cuerpo en ese momento para que al pasar mi lengua por tus labios verticales sepa donde dejarla más tiempo, déjame aprender de tus gemidos y de tus torsiones donde quieren tus gemidos que la deje.

Después libérame de la prisión de tus muslos solo para darte media vuelta y ponerte boca abajo y trepar hasta tu nuca y besarte ese huesito que maca donde termina tu hermoso cuello, déjame trazar con mis dedos la línea de tu espalda, limpiarte el sudor con mi boca y llegar hasta tus caderas lentamente, y nuevamente pasear mis manos por tu piel, y sentir tu ansia por volver a tenerme entre tus piernas, ahorcándome con tus muslos mientras vuelves a gemir y vuelvo a pedirte que me prestes tus muslos y tu cadera mientras te regalo mi lengua para calmar tu deseo





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