25 de noviembre de 2010

SOÑABA



Soñaba con encontrarte,

Soñaba con mirarte por primera vez y reconocerte y que me reconocieras.

Soñaba con tus latidos pronunciando mi nombre, con tus ausencias y las mías muertas en el asfalto de ciudades lejanas, esparcidas por fronteras, por autopistas que no llevaban a ningún lugar y donde fantasmas habitaban repitiendo encuentros

Soñaba con terminar las esperas, con tocar tu puerta un día y que me dijeras bienvenido

Soñaba despertarte insomnios para columpiarnos de la Luna

Soñaba con atardeceres bajo lluvias de hojas rojas tomado de tu mano, abrigarte para quitarte el frio, ganar el tiempo mientras vemos a los demás perderlo a prisa

Soñaba con terminar tus rutinas, tus monotonías, y sacar el tedio en una bolsa de basura a cada atardecer, a cada regreso

Soñaba con océanos donde naufragaba para encontrarte en una isla

Soñaba con perderme para poderte encontrar, y que te perdieras cada vez que las ganas de soltar latidos te recorrieran la nuca

Soñaba tantas cosas, cosas buenas y cosas mejores,

Soñaba con tus bostezos, con tus neuróticas horas de trabajo que ahuyentaba con mis cursilerías, tus desgastados tacones y esos percudidos tenis que te ayudaban a regresar corriendo junto a mi

donde todos los latidos dicen tu nombre

Soñaba con llenarte de mimos, que toleraras mis cursilerías, que sonrieras ante mis descuidos, y que fueras tú la razón de mis madrugadas multicolor

Soñaba que fueras el mejor motivo, y que yo para la ti la mejor excusa para quedarse, no el frio, no la lluvia, no el reloj que indicaba que ya era tarde, que simplemente al partir tuvieras ganas de quedarte porque te faltaba una madrugada más

Soñaba despertarte susurrando un te amo mientras acariciaba tu cabello, con desayunos entibiándose mientras la faena de tu arreglo estaba en marcha

Soñaba con tu chípil puchero cuando un mosco te picaba, con tu gesto sonrojado después de sorber la sopa

Soñaba que me perdonabas y que no tenía nada que perdonarte

Soñaba y soñaba, no hacía más que soñarte, soñé tanto que un día ya no desperté y me quede soñando, hasta que llegaste, y vi que no era yo con quien soñabas…

Y deje de soñar-te

Y deje de soñar

1 comentarios:

Pamela Janet Rodriguez Piminchumo dijo...

Siempre que te leo ,me sumergo en un laberinto de letras muy hermoso, salidas desde tu interior, Discúlpame las pocas visitas y el poco compartir,la falta de tiempo ha sido el responsable. Un beso!

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